Posteado por: José Carlos Serrano Vargas | abril 1, 2010

Sexualidad y Género

Introducción

En los últimos años, una de las grandes preocupaciones de las ciencias sociales ha sido logra esclarecer y delimitar cuales son las diferencias entre lo innato y lo adquirido en las características masculinas y femeninas de las personas. Aún nos falta mucho que estudiar y descubrir en este terreno y de eso antropólogos, sociologos, psicólogos, etc,. estamos conscientes.

Actualmente, la apertura sexual que se presenta en algunas sociedades donde la sexualidad se ha convertido en una fuente de explotación comercial y que incluso ha abierto una importante fuente de ingresos, ya que se han aumentado significativamente los objetos, películas y juguetes que sirven para el incremento del placer sexual, ha permitido que el individuo explore otra alternativas sexuales retando los cánones históricamente establecidos, incluso la uníon conyugal entre personas del mismo sexo ha sido legalmente aceptada en algunos paises, contrasta radicamente con el incremento en la represión sexual que se presenta en otras partes del mundo, sobretodo en los Estados fundamentalistas y se dirige principalemente hacia las mujeres y los homosexuales

Sexualidad y Género en Nuestro Actual Contexto

“El Estado de Zamfara en Nigeria instituyó los códigos legales Sharia en 1999, incluyendo el delito de fornicación que puede ser penalizado con latigazos, encarcelamiento o lapidación; esto a pesar de que el Corán no permite la lapidación ni el castigo con la muerte. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio son tratadas como fornicación. En algunos países, entre ellos Paquistán, una mujer puede ser acusada de fornicación incluso si fue violada. Desde entonces, a varias mujeres se les ha acusado de este delito y algunas fueron lapidadas a muerte. La mayoría de las acusadas según estas leyes son mujeres pobres, raras veces las pertenecientes a elites” (Baobab 2003).

En gran parte del mundo las ideologías aún dictan que las mujeres deben ser puras, castas y vírgenes hasta que contraen matrimonio, en contraste, las nociones acerca de que los hombres deben ser machos y agresivos hace que la violencia sexual cometida por ellos sea solapada en vez de condenada.

Esta comprobado que las desigualdades de género y los tabúes en torno a la sexualidad incrementa la propagación del VIH/SIDA, además de que cada año mueren 68,000 mujeres a causa de abortos ilegales (Organización Mundial de la Salud (OMS) 2005).

En la mayor parte del mundo para llevar una conducta socialmente aceptada es requisito indispensable que se te considere un verdadero hombre o una verdadera mujer y para eso tu comportamiento tiene que ser cien por ciento heterosexual y debes apegarte a los estereotipos de género. De modo que el hecho de ser lesbiana, gay, bisexual o transgénero puede tener como resultado la marginación o la violencia (Samelius y Wagberg 2005).

El status femenino es variable de cultura en cultura, pero siempre con una constante: la subordinación política de las mujeres, a los hombres basandose principlamente en la diferencia biológica entre los sexos.

La diferencia sexual ha sido la base en la que las sociedades han estructurado su vida y su cultura.

La maternidad parece ser el origen de la opresión de la mujer ya que la responsabilidad de cuidar a los hijos la obliga a quedarse en casa y cumplir con obligaciones domesticas mientras el hombre cumple con su rol de provedor.

En conferencias de la Organización de las Naciones Unidas realizadas en Viena, El Cairo y Beijing durante la década de 1990, se llegó a acuerdos sin precedentes sobre los derechos humanos relacionados con la sexualidad y el trabajo sobre este tema ha continuado desde entonces al interior de diversos organismos de la ONU. En la actualidad, el resurgimiento de los fundamentalismos religiosos, ya sean cristianos, musulmanes o hindúes, dificultan el trabajo en el ámbito de los derechos sexuales. Además, se siguen librando batallas en torno a asuntos que van desde el aborto hasta la abstinencia y el trabajo sexual.

La sexualidad y el género marcan una enorme diferencia en las vidas de las personas, muchas veces en polos opuestos; bienestar y malestar, mando y obediencia y a veces también llega a los extremos como vida y la muerte.

Afortunadamente, tras de años de movilización por parte de activistas por los derechos sexuales (mujeres; lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero; personas que viven con VIH/SIDA, y trabajadoras/es del sexo) se han producido avances prometedores en el marco de los derechos sexuales.

Los derechos sexuales pueden incluir el derecho a una vida libre de violencia y represión en el terreno de la sexualidad y también que el individuo tenga el derecho a explorar y buscar placeres, deseos y satisfacciones en su sexualidad sin sentirse culpable ni ser castigado por eso.

“La sexualidad es un aspecto fundamental del hecho de ser humano a lo largo de la vida y abarca el sexo, las identidades y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, el vínculo afectivo y la reproducción. Se experimenta y se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, roles y relaciones. Si bien la sexualidad puede abarcar todas estas dimensiones, no siempre se experimentan o se expresan todas. La sexualidad es influenciada por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales.” (OMS 2004)

Tal como lo sugiere la definición de la sexualidad ofrecida por la OMS, las influencias sociales en torno a la sexualidad nos afectan a todas las personas. El género es una de esas influencias; es decir, las expectativas que tiene la sociedad sobre el comportamiento que se espera de las mujeres y los hombres, los niños y las niñas. Lamentablemente en muchas sociedades para cumplir con estas expectativas se requiere de dolor, discriminación y sometimiento, como las niñas que son sometidas a mutilación genital o tienen un matrimonio precoz, o las mujeres golpeadas, usadas sexualmente sin que se les permita el menor placer en la copulación y a las que sólo les toca sufrir para hacer encajar sus sexualidades en marcos limitados y carentes de igualdad.

¿Pueden enfrentarse a violencia y discriminación quienes no encajan en los estandares de comportamiento sexual, por ejemplo: los hombres que no son machistas, las madres solteras, las mujeres que disfrutan abiertamente de su sexualidad y manifiestan su necesidad de satisfacer sus deseos sexuales o tienen relaciones sexuales sin estar casadas, las personas transgénero y aquéllas que aman a personas de su mismo sexo?

La verdad es que en la mayor parte de las sociedades actuales, parte de lo que se considera ser un verdadero hombre o una verdadera mujer se basa en apegarse a los estereotipos sin ninguna ambigüedad de género ni posibilidad de ser transgénero.

En muchos lugares, el matrimonio aún es vital para la supervivencia económica de las mujeres. El hecho de que ellas no contraigan nupcias puede limitar su acceso a la tierra, a vivienda, herencia y redes sociales (Kapur 2005). No obstante, cuando sí se casan, pueden pasar a formar parte de una unidad familiar que distribuye en forma desigual recursos tales como alimentos e ingresos y les exige que aporten más de lo que reciben.

El trabajo sexual es una alternativa de fuente de ingresos, pero también un sitio de explotación por parte de proxenetas o agentes de policía, dependiendo de la situación y del ambiente laboral de la persona que ejerce este oficio.

“La perspectiva de género implica reconocer que una cosa es la diferencia sexual y otra cosa son las atribuciones, ideas, representaciones y prescripciones sociales que se construyen tomando como referencia a esa diferencia sexual” (Lamas, 2008)

Conclusiónes

La división sexual del trabajo que tiene su origen hace miles de años y se basa en las diferencias biológicas, en especial la maternidad, lo cual permitió la dominación de un sexo sobre otro al establecer una repartición de ciertas tareas y funciones sociales, hoy ya no tiene vigencia.

La libertad de los individuos incluye el libre uso de su sexualidad.

Una cosa son las diferencias sexuales y otras las diferencias sociales que con esa escusa se imponen.

Bibliografía

Baobab (2003) Sharia Implementation in Nigeria: The Journey so far [Implementación de la ley sharia en Nigeria: El camino recorrido hasta ahora]. Disponible en: http://www.baobabwomen.org/Sharia BAOBAB publication.pdf

Lamas Marta (2008) La perspectiva de género disponible en http://www.latarea.com.mx/articu/articu8/lamas8.htm

Organización de las Naciones Unidas (1993) Declaración y Programa de Acción de Viena, Documento de la ONU A/CONF.157/23.

Organización Mundial de la Salud (OMS) (2004) Estrategia de salud reproductiva para acelerar el avance hacia la consecución de los objetivos y las metas internacionales de desarrollo. Ginebra: OMS. Disponible en: http://www.who.int/reproductive-health/publications/strategy_es.pdf

Samelius, L. and Wagberg, E. (2005) ‘Sexual Orientation and Gender Identity Issues in Development: A Study of Swedish Policy and Administration of Lesbian, Gay, Bisexual and Transgender Issues in International Development Cooperation’ [‘Asuntos de orientación sexual e identidad de género en el desarrollo: Un estudio de la política y administración suecas sobre asuntos lésbicos, homosexuales, bisexuales y transgénero en la cooperación para el desarrollo internacional’], División de Salud de la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional (ASDI): 68. Disponible en: http://www.ilga-europe.org/europe/guide/country_by_country/sweden/sexual_orientation_and_gender_identity_issues_in_development


Deja un comentario

Categorías